7 de febrero de 2014

Al Cardenal Fernando Sebastián Aguilar

Carta del Grupo MAR (Más allá del Resentimiento) - Cristian@s LGTB


Málaga, a 27 de Enero de 2014

Estimado don Fernando Sebastián Aguilar,

            Nos dirigimos a usted desde el grupo MAR (Más Allá del Resentimiento), de cristianos LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) de Málaga. En este grupo compartimos nuestra fe desde el amor de Dios y el mensaje de Jesucristo, considerándonos miembros de la Iglesia Católica.

            Queremos hacerle llegar una reflexión acerca de sus desafortunadas palabras en el diario Sur del domingo 19 de Enero de 2014 acerca de las personas homosexuales.

            Usted afirma que la homosexualidad es una manera deficiente de manifestar la sexualidad, recogiendo la doctrina del magisterio de la Iglesia. Sin embargo, desde 1973 la comunidad científica internacional considera que la homosexualidad no es una enfermedad y la Organización Mundial de la Salud la descatalogó en el año 1990 de su lista de enfermedades. Asimismo, la ONU y otros organismos están luchando contra la LGTBfobia (rechazo a las personas LGTB). Es por ello que después del daño ocasionado debido a las llamadas “terapias reparadoras” de la orientación sexual no debería hablar con ligereza sobre este tema. Máxime cuando ha quedado demostrada su ineficacia, provocando un daño irreparable para la persona y su entorno.

            En esa línea cabe mencionar que el Santo Padre hace referencia a que “en su constante discernimiento, la Iglesia también puede llegar a reconocer costumbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia, que hoy ya no son interpretadas de la misma manera y cuyo mensaje no suele ser percibido adecuadamente (…) no tengamos miedo a revisarlas. Del mismo modo, hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida” (Gaudium Evagelii n. 43).

            Usted nos plantea una visión reduccionista del amor cuando lo orienta únicamente a la procreación. Nuestro amor es fiel, irrevocable, verdadero y abierto a la vida. Y sí, abierto a la vida, como demuestra la realidad actual de muchas familias homoparentales que un sector de la Iglesia no quiere ver, acoger ni acompañar.

            Declaraciones como las suyas fomentan LGTBfobia, lo que genera dolor individual en las personas, porque crea conflictos internos que pueden llegar a depresión e incluso suicidios, especialmente en una población tan vulnerable como es la adolescente. En sus familias porque puede producirse una fractura que daña la confianza y el amor filial y fraternal. Y en su comunidad cristiana porque aviva el rechazo, impidiendo ser un miembro más para vivir y ser acompañado en su fe. Esto provoca el doloroso alejamiento de muchos cristianos LGTB.

            La Iglesia, que es madre, está llamada por Jesús “a ser la casa abierta del Padre” (Gaudium Evangelii n. 47). Con esas actitudes no podemos llevar el Evangelio de  Jesús a tantas personas LGTB tan necesitadas de la luz y el calor que nos da la fe en el Dios que nos ama y acompaña plenificándonos la vida hasta la eternidad. Como dice el papa Francisco, “la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con sus vidas a cuestas” (Gaudium Evangelii n. 51).

            Este grupo de cristianos le pedimos una disculpa pública por el daño causado con sus palabras, le solicitamos una apertura en el campo de la teología moral y le invitamos a conocer de cerca la realidad de nuestra comunidad.


            Cuente con nuestras oraciones. Reciba un cordial saludo,


Grupo MAR
grupomarmalaga@gmail.com

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